8.2.05

Me encuentro arriba

Decía que me encuentro arriba porque estoy subido a un edificio alto. Desde aquí tengo una vista estupenda de la noche cayendo sobre Buenos Aires. Las luces de las cientos de oficinas, tras mi ventana, y el brillo fantasmagórico del cardúmen de monitores en esos solitarios templos de la burocracia me recuerdan a cada instante que el nuevo siglo se nos viene encima. Buenos Aires se parece, cada vez más, a una película de Ridley Scott. No puedo evitar ese sentimiento, que por un lado me asusta y, por el otro, secretamente, me seduce, sólo en virtud de que la CF pesimista -noufiúcher, diría el Pepo- todavía me atrapa en sus babosas redes.

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